Todos conocemos la famosa historia del flautista de Hamelin, los pobladores de una ciudad invadida por ratas contratan a un extraño personaje que al son de su flauta hizo que las ratas se fueran de la ciudad. Al incumplir el pago los habitantes de la ciudad, el flautista tomó su instrumento y mágicamente todos los niños de la misma fueron tras él a un incierto lugar, obnubilados por su música.
Muchas veces en nuestro vivir y andar nos topamos con que confundimos la voz o el sonido correcto de Dios. Esto puede ocurrir porque no estamos seguros de nuestro llamado, o porque sencillamente, nos dejamos impresionar por personas o eventos. O deseamos escucharle de una sola manera, como Elías en el capítulo 19 del primer libro de Reyes. Esto nos trae confusión.
Recuerdo una vez estábamos pasando por uno de esos momentos, en los cuales parece que no hay amparo para nosotros, debíamos tomar una decisión importante y que definía nuestro futuro ministerial. Nuestra nena mayor había nacido y teníamos que cambiar de ciudad y denominación. Muchas voces vinieron a nuestro alrededor, algunos flautistas de Hamelin, con ofertas ministeriales muy ventajosas a simple vista, sin embargo, dedicamos mucho tiempo a pedirle a nuestro Padre y consultar con mentores cual sería la mejor de las decisiones. Al final, nos decantamos por la aparentemente menos atractiva y menos ventajosa, pero estábamos seguros de que Dios nos estaba guiando. Y luego de 12 años, duros, lindos, alegres, turbulentos, estamos agradecidos a Dios por habernos mostrado el lugar y camino correcto.
Debemos ser muy cuidadosos de las voces y sonidos, puede que algún sonido de flauta nos enamore, atraiga y hasta nos “alegre el corazón”, sin embargo, a su vez, también nos aleja del plan de Dios para nosotros. Nos hace ir como personas sin voluntad tras un liderazgo y cosas no correctas. El mundo está lleno de flautistas, Dios nos llama a seguirle a El y dejarnos guiar por El, aunque no estemos como Elías acostumbrados a encontrarle en formas tan diversas, como la mirada de un niño, Su susurro al corazón, o la negativa de nuestro anhelo, pero sobre todo por la Biblia. Los flautistas dominan ratas y niños. En Dios, somos sus hijos, valiosos y cada día creciendo.
Te invito a pensar en lo siguiente:
¿Que decisiones difíciles debes tomar en tu vida?
¿Qué voces sientes que te hablan?
¿Hay flautistas a tu alrededor?
¿Qué decisión vas a tomar?